Un viaje de escuela a Zamość, una ciudad situada a más de trescientos kilómetros de Varsovia, se convirtió para nosotras en una expedición en la que el aula era una ciudad. Mirando sus edificios, buscábamos las huellas de una ciudad ideal renacentista, un sueño que realizó Hetman Jan Zamoyski. Después de más de cuatrocientos años desde la construcción de Zamość tratamos de encontrar la respuesta: ¿quién era y cómo era el hombre que virtió la idea de la ciudad ideal de los textos antiguos a la realidad? En los libros de texto escolares no encontraremos la respuesta a estas preguntas. Aparte de algunas informaciones sobre Zamość podemos leer, como mucho, un dicho que se le aplica a Zamoyski: «Así serán las Repúblicas como la educación de su juventud». Sin embargo, esto no es suficiente para entender qué clase de hombre era, qué intereses y qué sueños tenía. Hoy día hetman Zamoyski parece ser una figura bastante distante y poco realista para los jóvenes. Por lo tanto, junto con las estudiantes del 2° del Liceo Strumienie intentamos revivir esta figura tan importante para la historia y cultura polaca. Los tratados presentados por las estudiantes tratamos como material complementario para los libros de texto de Historia, Ciencias Culturales o Lengua Polaca. La información preparada por las estudiantes también se publicará en el blog de la escuela Migajas de recuerdos como material para estudiantes de la Escuela Primaria Strumienie.
Bueno, como el fundador de Zamość conocía bien el latín y leía con fluidez libros en este idioma; ciertamente conocía numerosas biografías de hombres famosos, que en su juventud le fueron presentados como modelo o de advertencia. Siguiendo los pasos de viris illustribus de los autores antiguos, las estudiantes: Ula, Zosia, Oliwia y Łucja, intentan mostrar en sus bocetos quién era Zamoyski como: estudiante de la Universidad de Padua, erudito del Renacimiento, fundador de una ciudad ideal, cortesano y diplomático. En este lugar vale la pena enfatizar que este hombre, o más bien este joven, presentado en estos breves textos es ante todo un coetáneo de las autoras. Cuando tenía 13 años y estaba en la edad de los estudiantes de las últimas clases de la Educación Primaria, su padre le envió a París a la corte real para que se preparase allí para la carrera en la corte. Sin embargo, la vida alrededor del rey no le parecía muy atractiva. Prefirió leer libros y escuchar conferencias en la Sorbona. Un joven de trece años que lee a Aristóteles es probablemente un sueño inalcanzable en la actualidad. A la edad de 17 años, comienza a estudiar literatura griega y retórica en Estrasburgo. Tiene la edad de los estudiantes del 2º año de Bachillerato. Sabe latín, griego, francés, italiano; ha conocido las obras de los artistas más destacados de la Edad Antigüa; está interesado en la filosofía y las matemáticas; está educado en el arte de hablar. Llegó a conocer la vida de la corte real y viajó por Europa; escuchó las conferencias de profesores famosos y se sintió fascinado por lo que vivía Europa de aquel entonces: por el renacimiento de la antigüedad clásica. A los 19 años, la edad cuando hoy se gradúa de escuela secundaria, comienza sus estudios en el mismo centro del pensamiento del Renacimiento, en la Universidad de Padua, en la Facultad de Humanidades (studia humaniora). Como estudiante de veinte años, se da a conocer como un gran orador predicando laudatio funebris en el funeral de uno de los profesores de Padua. Pronto publicará su primera obra De senatu Romano libri II. También tiene el honor de ser elegido rector de la universidad de abogados, lo que demuestra sus muy buenas relaciones con los estudiantes y profesores. Cuando se va de Padua en 1565, tiene veintitrés años, tantos como un graduado de la universidad hoy en día. Sin embargo, parecen ser muchos más sus logros: su tesis doctoral, la carta de recomendación al rey Segismundo II Augusto Jagellón e importantes logros científicos. En el futuro demostrará sus habilidades y sus talentos como: secretario y consejero real, canciller, hetman, fundador y mecenas de las ciencias y las artes. Se podría decir vir incomparabilis. Los investigadores y biógrafos de Zamoyski subrayan: «Siempre activo, constantemente en marcha. Durante sus 63 años de la vida hizo tanto como para llenar unas cuantas vidas humanas».